Como me gustaria que fuera
¿Cómo me gustaría que fuera mi novio/a?
Desde que Fernando inició un noviazgo con María, experimentó los sentimientos más placenteros de su vida. Se sentía muy feliz y contento, como nunca antes en la vida. María parecía que andaba entre las nubes. Se encontraba como en éxtasis y todo le parecía color de rosa. María había hallado a su príncipe azul y Fernando a su princesa con la que tanto había soñado. La alarma del reloj biológico de ambos había sonado y ahora disfrutaban el ensueño placentero del que goza la juventud enamorada.
¡Ah, el noviazgo! De las distintas estaciones por las que pasa todo ser humano, no cabe duda que una de las más hermosas es la que se conoce como el noviazgo. Es el pasaje de la vida más lleno de amor, felicidad, romanticismo, intimidad, comprensión, ilusiones y muchas otras cosas bellas que le dan a la existencia un sabor muy especial.
El noviazgo es un asunto muy serio, ya que es la antesala de la relación más importante en la vida de todo ser humano: el matrimonio. Los que se ponen de novios es porque albergan la posibilidad de algún día casarse, si es que les va bien en el noviazgo. Es durante el noviazgo cuando se ponen las bases para lo que será el matrimonio. Un buen noviazgo, por lo tanto, es el fundamento de un buen matrimonio. Así que, a los que les va mal en el noviazgo, ni esperanza hay que les vaya bien en el matrimonio, y por lo tanto, deberían terminar su relación. Es preferible terminar con un mal noviazgo que proseguir con un mal matrimonio, ya que malos noviazgos producen malos matrimonios.
La gran mayoría de los jóvenes se casa; pero desafortunadamente, casi la mitad se divorcia. Y a los que les va mal en el matrimonio, es porque les fue mal en el noviazgo, es decir, tuvieron un noviazgo problemático. El noviazgo es para conocer bien al novio o a la novia y saber si con él o ella se puede formar un matrimonio feliz. Por eso se ha dicho que durante el noviazgo se deben abrir muy bien los ojos, y después de casados hay que entrecerrarlos. Pero muchos novios no ven en lo que se están metiendo y después tienen que pagar las tristes consecuencias: amargura, infelicidad, separación y hasta divorcio.
Fernando y María, aunque se querían mucho y se llevaban muy bien, no dejaban de tener dudas acerca de si deberían casarse o no. Esto es algo muy normal. Nadie sabe a ciencia cierta cómo le va a ir en el matrimonio. Los siguientes puntos son buenas indicaciones que nos pueden ayudar en el asunto del noviazgo.
- La edad. El noviazgo no es un juego de niños. Es para jóvenes que tienen planes serios de conocerse para ver si algún día pueden formar un hogar. Varios estudios han indicado que los que se casan antes de los veinte años de edad tienden a producir matrimonios infelices, así que para iniciar un noviazgo, conviene esperar hasta los veinte o bastante cerca.
- La madurez. El noviazgo es para personas que han madurado lo suficientemente como para llevar las cargas de un hogar. Hay quienes maduran más pronto que otros, así que la edad no es un indicio seguro de madurez. Se debe estar seguro de que ambos han madurado, no solo física sino también emocionalmente.
- Las diferencias. Cuantas menos diferencias existan entre ambos, mejor. Las principales diferencias que deben evitarse son las de edad, clase social, grupo étnico y especialmente la de religión. Cuantas más similitudes existen entre los dos miembros de la pareja, mejor.
- El carácter. Se debe poner atención especial al carácter de la persona en consideración. ¿Es violento? ¿Impaciente? ¿Desatento? Algunos prometen que cuando se casen van a cambiar. Generalmente los cambios son para mal. Es en el noviazgo cuando uno se debe dar cuenta de cómo es exactamente la otra persona para decidir si se está dispuesto a vivir toda la vida con alguien así.
- El amor. Este es quizá uno de los ingredientes más importantes. Los jóvenes necesitan estar seguros que lo que los une es un amor genuino, porque lo único que les hará superar exitosamente las dificultades que encontrarán en su matrimonio es el amor. Deben tener mucho cuidado y asegurarse de que lo que los atrae no es la pasión o infatuación.
- El consejo de los demás. Se debe tener en cuenta el consejo de las demás personas, especialmente el de los padres. Muchas veces las demás personas ven y notan cosas que los novios no ven, así que es bueno prestar atención a sus consejos.
- La dirección de Dios. Esto es quizá lo más importante de todo. Se debe buscar a Dios en ferviente oración para que ayude en la selección de la pareja; se debe orar como nunca para que el Señor dirija la relación y que indique de alguna manera si se debe proceder al matrimonio.
Aunque es muchísimo lo que podríamos decir acerca del noviazgo, el punto principal que quisiera considerar a continuación es: “¿Cómo quisiera que fuera mi novio/a?” Hay ciertas características generales que todos los jóvenes anhelan que estuvieran presentes en su pareja.
El siguiente consejo resume las características esenciales que deben tener todo joven y señorita para ser un buen novio o novia:
“Acepte la joven como compañero de la vida tan solo a un hombre que posea rasgos de carácter puros y viriles, que sea diligente y rebose de aspiraciones, que sea honrado, ame a Dios y le tema. Busque el joven como compañera que esté siempre a su lado a quien sea capaz de asumir su parte de las responsabilidades de la vida, y cuya influencia le ennoblezca, le comunique mayor refinamiento y le haga feliz en su amor” (Elena G. de White, Mensajes para los jóvenes, p. 433).
Todo esto contribuye a un noviazgo de éxito que conduce a un matrimonio de completa felicidad. Quien no encuentra estas características en su novio o novia, no debiera dar el importante paso del matrimonio.
Alfonso Valenzuela
El autor es especialista en familia, ministro religioso y ex profesor universitario. Escribe desde el sur de California.
Tomado de revista el centinela, publicada en febrero 2013