Alturas que se pueden alcanzar
ALTURAS QUE SE PUEDEN ALCANZAR
QUERIDOS jóvenes, ¿cuál es la meta y el propósito de vuestra vida? ¿Ambicionáis una educación para tener nombre y posición en el mundo? ¿Tenéis el pensamiento que no os atrevéis a expresar, de estar algún día en la cima de la grandeza intelectual; de sentaros en asambleas legislativas y deliberantes, y ayudar a dictar leyes para la nación? No hay nada malo en estas aspiraciones. Cada uno de vosotros puede llegar a distinguirse. No deberíais contentaros con adquisiciones mezquinas. Escoged una norma elevada y no escatiméis esfuerzos para alcanzarla.
LA RELIGIÓN ES LA BASE DE LA VIDA
El temor del Señor es fundamento de toda verdadera grandeza. La integridad, la integridad inalterable, es el principio que necesitáis en todas las relaciones de la vida. Llevad con vosotros vuestra religión a la escuela, a la pensión donde vivís, a todas vuestras ocupaciones. La cuestión importante para vosotros ahora es, cómo escoger y perfeccionar vuestros estudios de modo que mantengáis la solidez y la pureza de un carácter cristiano sin mancha, poniendo todos los intereses y las exigencias temporales en sujeción a las demandas superiores del Evangelio de Cristo.
Debéis ahora edificar de acuerdo con lo que después podréis amueblar, relacionaros con la sociedad y la vida en una forma que responda al propósito que tuvo Dios al crearos. Como discípulos de Cristo, no se os priva de emprender ocupaciones temporales, pero deberíais llevar vuestra religión con vosotros. Cualquiera sea la empresa para la cual os preparéis, no abriguéis la idea de que no tendréis éxito en ella sin sacrificar los principios.
RESPONSABILIDADES ELEVADAS
Equilibrados por el principio religioso, podéis ascender a la altura que queráis. Nos alegraría veros elevar a la noble altura que Dios ha determinado que alcancéis. Jesús ama la preciosa juventud; y no le agrada verla crecer con talentos sin cultivar ni desarrollar. Pueden los jóvenes llegar a ser hombres fuertes de principios firmes, capacitados para que se les confíen elevadas responsabilidades, y pueden consagrar lícitamente a este fin todo su vigor.
Pero no cometáis jamás crimen tan grande como el de pervertir, para hacer mal y destruir a otros, las facultades que Dios os ha dado. Hay hombres de talento, que usan su habilidad para extender la corrupción y la ruina moral; pero todos ellos están sembrando una semilla que producirá una cosecha que no se enorgullecerán en recoger. Es cosa terrible usar para esparcir daño y desgracia en la sociedad, en vez de bendición, las capacidades que Dios ha concedido. Es también cosa terrible envolver en un pañuelo el talento que se nos confió y esconderlo en el mundo, pues esto es despreciar la corona de la vida. Dios demanda nuestro servicio. Hay responsabilidades para cada uno; y sólo podemos cumplir la gran misión de la vida cuando aceptamos plenamente estas responsabilidades y las desempeñamos fiel y concienzudamente.
INFLUENCIA DE LA RELIGIÓN
Dice el sabio: "Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud". Pero no supongáis, ni por un momento, que la religión os hará tristes y sombríos y cerrará el camino del éxito. La religión de Cristo no borra ni siquiera debilita una sola facultad. No incapacita al individuo para gozar de la verdadera felicidad; no ha sido designada para disminuir vuestro interés en la vida o para haceros indiferentes a las demandas de los amigos y la sociedad. No cubre la vida de cilicio; no se la expresa en profundos suspiros y gemidos. No, no; aquellos para quienes Dios es lo primero, lo último y lo mejor, son las personas más felices del mundo. No se borran de su rostro las sonrisas y la luminosidad. La religión no hace tosco, desprolijo y descortés al que la acepta; al contrario, lo eleva y ennoblece, refina sus gustos, santifica su criterio, y lo hace apto para estar en la sociedad de los ángeles celestiales y para el hogar que Jesús ha ido a preparar. (Nota: Ecle 12: 1.*)
No perdamos nunca de vista el hecho de que Jesús es un manantial de gozo. No se deleita en la miseria de los seres humanos, sino en verlos felices. Los cristianos tienen a su disposición muchas fuentes de felicidad y pueden decir con exactitud infalible qué placeres son lícitos y buenos. Gozarán de las recreaciones que no disipen la mente ni rebajen el alma, que no desilusionen ni dejen tras sí una triste influencia que destruye el respeto propio u obstruye el camino de la utilidad. Si pueden llevar consigo a Jesús y mantener un espíritu de oración, están perfectamente seguros. . .
NUESTRA ADMINISTRACIÓN DE LOS TALENTOS
Jóvenes amigos, el temor del Señor se halla a la base misma de todo progreso; es el principio de la sabiduría. Vuestro Padre celestial tiene derechos sobre vosotros, pues sin que se lo solicitéis y sin que haya mérito de vuestra parte, os da la plenitud de su providencia, y más aún, os ha dado todo el cielo en una dádiva: la de su amado Hijo. Como retribución por este don infinito, os pide obediencia voluntaria. Por cuanto sois comprados por precio, la misma preciosa sangre del Hijo de Dios, él requiere que hagáis el debido uso de los privilegios de que disfrutáis. Vuestras aptitudes intelectuales y morales son dones de Dios, talentos que se os han confiado para que los aprovechéis sabiamente, y no tenéis la libertad de dejarlos latentes por falta del debido cultivo o que sean mutilados o atrofiados por la inacción. A vosotros os toca decidir si habréis o no de hacer frente fielmente a las pesadas responsabilidades que descansan sobre vosotros, si vuestros esfuerzos serán o no bien dirigidos, y si serán o no los mejores de que sois capaces.
Vivimos en medio de los peligros de los últimos días. Todo el cielo se interesa en el carácter que estáis formando. Se ha hecho plena provisión para que participéis de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que está en el mundo a causa de la concupiscencia. El hombre no es dejado solo para vencer los poderes del maligno por sus propios y débiles esfuerzos. La ayuda está a mano y será dada a todo el que realmente la desee. Los ángeles de Dios que ascienden y descienden por la escalera que Jacob vio en visión, ayudarán a toda alma que quiera ascender hasta el más elevado cielo. Ellos están guardando al pueblo de Dios y observando cómo da cada paso. Los que ascienden por el camino iluminado serán recompensados; entrarán en el gozo de su Señor ( Fundamentals of Christian Education , págs. 82-86).
UN ALTO IDEAL QUE ALCANZAR
El ideal que Dios tiene para sus hijos está por encima del alcance del más elevado pensamiento humano. El blanco a alcanzarse es la piedad, la semejanza a Dios. Ante el estudiante se abre un camino de progreso continuo. Tiene que alcanzar un objeto, lograr una norma que incluye todo lo bueno, puro y noble. Progresará tan rápidamente e irá tan lejos como fuere posible en todos los ramos del verdadero conocimiento. Pero sus esfuerzos se dirigirán a fines tanto más altos que el mero egoísmo y los intereses temporales, cuanto son más altos los cielos que la tierra ( La educación , pág. 16) .
CONDUCTOS DE LA GRACIA DE DIOS
Es el privilegio de toda alma ser un canal vivo por medio del cual Dios pueda comunicar al mundo los tesoros de su gracia, las inescrutables riquezas de Cristo. No hay nada que Cristo desee tanto como agentes que representen al mundo su Espíritu y carácter. No hay nada que el mundo necesite tanto como la manifestación del amor del Salvador mediante la humanidad. Todo el cielo está esperando que haya canales por medio de los cuales pueda derramarse el aceite santo para que sea un gozo y una bendición para los corazones humanos ( Palabras de vida del gran Maestro , pág. 397).
Mensajes para los jóvenes,cap 6