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Necesidad de consejo y dirección

LA NECESIDAD DE CONSEJO Y DIRECCIÓN

EN ESTOS días de peligro y corrupción, los jóvenes están expuestos a muchas pruebas y tentaciones. Muchos navegan en un puerto peligroso. Necesitan un piloto, pero desdeñan aceptar la tan necesaria ayuda, porque se sienten competentes para guiar su barco y no se percatan de que está por estrellarse contra una roca oculta que puede hacer naufragar su fe y su felicidad. Están cegados por el asunto del noviazgo y el matrimonio, y su principal preocupación es hacer su voluntad. En este período, el más importante de su vida, necesitan un consejero y guía infalible. Lo hallarán en la Palabra de Dios. A menos que sean estudiantes diligentes de esa Palabra, cometerán graves errores que echarán a perder su felicidad y la de otros, tanto para la vida presente como para la futura.

Muchos tienen la tendencia a ser impetuosos y tercos. No han prestado oído al sabio consejo de la Palabra de Dios; no han batallado contra sí mismos y obtenido preciosas victorias, y su voluntad orgullosa e inflexible los ha apartado de la senda del deber y la obediencia. Contemplad vuestra vida pasada, jóvenes amigos, y considerad fielmente vuestra conducta a la luz de la Palabra de Dios. ¿Habéis fomentado esa consideración concienzuda de vuestras obligaciones para con vuestros padres que la Biblia manda? ¿Habéis tratado con bondad y amor a la madre que os cuido desde la infancia? ¿Habéis tenido en cuenta sus 442 deseos, o habéis causado dolor y tristeza a su corazón llevando a cabo vuestros propios planes y deseos? ¿Ha santificado vuestro corazón la verdad que profesáis y suavizado y subyugado vuestra voluntad? Si no, tenéis una obra minuciosa que hacer, para enmendar los males pasados.

UN GUÍA PERFECTO

La Biblia presenta una norma perfecta de carácter. Este libro sagrado, inspirado por Dios y escrito por hombres santos, es un guía perfecto en todas las circunstancias de la vida. Presenta distintamente los deberes de jóvenes y viejos. Si se hace de ella el guía de la vida, sus enseñanzas conducirán el alma hacia arriba. Elevarán la mente, mejorarán el carácter y darán gozo y paz al corazón. Pero muchos de los jóvenes han escogido ser sus propios guías y consejeros, y han tomado en sus manos sus propios casos. Tales jóvenes necesitan estudiar más detalladamente las enseñanzas de la Biblia. En sus páginas hallarán revelado cuál es su deber para con sus padres y sus hermanos en la fe. El quinto mandamiento reza: "Honra a tu padre y a tu madre, porque tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da". Y en otro lugar leemos: "Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres; porque esto es justo". (Nota: Exo. 20:12.*Efe. 6:1.*)

Una de las señales de que estamos viviendo en los últimos días es que los hijos son desobedientes a sus padres, desagradecidos, sin santidad. La Palabra de Dios abunda en preceptos y consejos que mandan el respeto a los padres. Impresiona a los jóvenes con el sagrado deber de amar y tratar cariñosamente a los que los han guiado en la niñez y en la juventud hasta que llegaron a ser hombres y mujeres, y cuya paz y felicidad depende ahora en extenso grado de sus hijos. La Biblia no es vaga al respecto. No obstante, sus enseñanzas han sido grandemente descuidadas.

Los jóvenes tienen que aprender muchas lecciones, y la más importante es la de conocerse a sí mismos. Deberían tener ideas correctas en cuanto a sus obligaciones y deberes para con sus padres, y aprender continuamente en la escuela de Cristo a ser mansos y humildes de corazón. Al par de amar y honrar a sus padres, han de respetar también el criterio de los hombres de experiencia con quienes tienen relación en la iglesia.

UNA CONDUCTA HONORABLE

El joven que goza de la compañía de una joven para cuyos padres es desconocido, y conquista su amistad, no procede noble y cristianamente para con ella ni para con sus padres. Mediante relaciones y encuentros secretos podrá adquirir influencia sobre la mente de ella, pero al hacerlo, deja de manifestar esa nobleza e integridad de alma que ha de poseer todo hijo de Dios. Para lograr sus fines, proceden de un modo que no es franco ni está de acuerdo con la norma bíblica, y se muestran faltos de sinceridad para con aquellos que los aman y tratan de ser sus fieles guardianes. Los matrimonios contraídos bajo tales influencias no están de acuerdo con la Palabra de Dios. Quien puede apartar a una hija del deber, y confundir sus ideas en cuanto a los sencillos y positivos mandatos de Dios de obedecer y honrar a sus padres, no será tampoco fiel a sus obligaciones conyugales.

Se pregunta: "¿Con qué limpiará el joven su camino?" y la respuesta es: "Con guardar tu palabra". El joven que hace de la Biblia su guía, no tiene por qué equivocar la senda del deber y la seguridad. Ese bendito libro le enseñará a conservar su integridad de carácter, a ser sincero, a no practicar el engaño. "No hurtarás", fue escrito por el dedo de Dios sobre tablas de piedra y no obstante, cuánto se practica y disculpa el robo secreto de los afectos. 444 (Nota: Sal. 119: 9.*Exodo 20:15.*)

Se mantiene un noviazgo engañoso con intercambio de cartas y entrevistas en secreto, hasta que los afectos de la persona carente de experiencia -y que no sabe hasta dónde pueden llegar estas cosas-, son transferidos de sus padres a una persona que manifiesta por su misma conducta que es indigna de su amor. La Biblia condena toda clase de engaño, y exige la rectitud en toda circunstancia. El que hace de la Biblia el guía de su juventud, la luz de su sendero, obedecerá sus enseñanzas en todas las cosas. No violará una jota ni un tilde de la ley para llevar a cabo ningún fin, aunque por ello tenga que hacer grandes sacrificios. Si cree en la Biblia, sabe que la bendición de Dios no descansará sobre él si se aparta del estricto camino de la rectitud. Aunque por un tiempo parezca prosperar, segará ciertamente los frutos de sus actos.

La maldición de Dios descansa sobre muchas de las uniones inoportunas e inapropiadas que se forman en esta época del mundo. Sería más excusable la conducta de muchos jóvenes de hoy, impulsados por su atracción mutua, si la Biblia dejara estos asuntos vaga e inciertamente alumbrados. Pero los requerimientos de la Biblia no son órdenes a medias; demandan una pureza perfecta de pensamiento, de palabra y de acción. Agradecemos a Dios porque su Palabra es una luz a los pies, y porque ninguno tiene por qué equivocar la senda del deber. Los jóvenes deberían proponerse consultar sus páginas y escuchar sus consejos, pues se cometen siempre tristes errores al apartarse de sus preceptos.

LA NECESIDAD DE UN CRITERIO SANO

Si hay asunto que debiera considerarse con razonamiento sereno y criterio desapasionado, es el asunto del matrimonio. Si alguna vez se hace necesaria la 445 Biblia como consejera, es antes de dar un paso que ata a dos personas para toda la vida. Pero el concepto dominante es que en este asunto han de guiar los sentimientos, y en demasiados casos el sentimentalismo amoroso toma el timón y guía hacia una ruina segura. En esto los jóvenes muestran menos inteligencia que en cualquier otro asunto, y rehúsan atender razones. El asunto del matrimonio parece tener sobre ellos un poder hechicero. No se someten a Dios. Sus sentidos están encadenados, y avanzan en secreto como si temiesen que alguien se interpusiera en sus planes.

La forma secreta en que se llevan a cabo tantos noviazgos y matrimonios es causa de mucha desgracia, cuyo pleno alcance sólo Dios conoce. Muchos han hecho naufragar sus almas contra esta roca. Cometen este error algunos cristianos profesos, que se destacan por su integridad y que parecen razonables en cuanto a cualquier otra cosa. Manifiestan una voluntad decidida que la razón no puede hacer variar. Los impulsos y sentimientos humanos los fascinan en tal forma que no sienten deseo de escudriñar la Biblia ni ponerse en íntima comunión con Dios.

Satanás sabe precisamente con qué elementos tiene que tratar, y despliega su sabiduría infernal en diversos ardides para hacer caer a las almas en la trampa de su ruina. Observa cada paso que se da, y sugiere cosas que con frecuencia son seguidas antes que el consejo de la Palabra de Dios. Esta red finamente tejida y peligrosa es preparada con habilidad para atrapar a los jóvenes e incautos. Muchas veces podrá estar disimulada bajo una cubierta de luz, pero los que llegan a ser sus víctimas, se acarrean muchas tristezas. Como resultado, vemos naufragios humanos por todas partes.

LOS PADRES DEBEN SER CONSULTADOS

¿Cuándo serán juiciosos nuestros jóvenes? ¿Hasta cuándo durará este proceder? ¿Consultarán los hijos tan sólo sus deseos e inclinaciones, indiferentes al consejo y al criterio de sus padres? Algunos parecen no dedicar jamás un pensamiento a los deseos y preferencias de sus padres, ni a su criterio maduro. El egoísmo ha cerrado la puerta de sus corazones al afecto filial. Es necesario despertar las mentes de los jóvenes en cuanto a este asunto. El quinto mandamiento es el único que lleva anexada una promesa, pero es considerado con ligereza y hasta positivamente ignorado por la pretensión del enamorado. El desprecio del amor de una madre y la falta de consideración al cuidado de un padre son pecados ya registrados contra muchos jóvenes.

Uno de los mayores errores relacionados con este asunto es que los jóvenes sin experiencia no quieren que sus afectos sean perturbados, que nadie se entrometa en su amor. Si ha habido alguna vez un asunto que necesite ser considerado desde todo punto de vista, es éste. La ayuda de la experiencia de otros y una consideración cuidadosa del asunto en todos sus aspectos, son cosas positivamente esenciales. Es un asunto tratado enteramente a la ligera por la mayoría de la gente.

Jóvenes amigos, pedid consejo a Dios y a vuestros padres temerosos de Dios. Orad por el asunto. Pesad cada sentimiento, y observad el desarrollo del carácter de la persona con quien pensáis ligar el destino de vuestra vida. El paso que estáis por dar es uno de los más importantes de vuestra vida, y no debierais darlo precipitadamente. Aunque podéis amar, no améis ciegamente.

Examinad cuidadosamente las cosas para ver si vuestra vida matrimonial será feliz, o desavenida y 447 desgraciada. Preguntaos: ¿Me ayudará esta unión a ir al cielo? ¿hará aumentar mi amor a Dios? ¿agrandará mi esfera de utilidad en esta vida? Si estas reflexiones no presentan inconvenientes, avanzad en el temor de Dios.

Pero si se ha contraído un compromiso sin una comprensión plena del carácter de la persona con quien pensáis uniros, no creáis que el compromiso hace positivamente necesario que carguéis con el voto matrimonial y os liguéis para toda la vida con alguien a quien no podéis amar ni respetar. Tened mucho cuidado al hacer un compromiso condicional; pero será mejor, mucho mejor, romper ese compromiso antes del matrimonio, que separarse después, como hacen muchos.

EL MODO DE TRATAR A LA MADRE ES UN ÍNDICE

El amor verdadero es una planta que necesita cultivo. Pregúntese la mujer que desea una unión tranquila y feliz, y que quiere escapar a futuras desgracias y penas, antes de dedicar sus afectos: ¿Tiene madre mi novio? ¿Cuál es el sello de su carácter? ¿Reconoce él sus obligaciones para con ella? ¿Tiene en cuenta sus deseos y su felicidad? Si no respeta y honra a su madre, ¿será respetuoso y cariñoso, bondadoso y atento con su esposa? Cuando pase la novedad del matrimonio, ¿me seguirá amando? ¿Será paciente con mis errores, o será criticón, altivo y despótico? El verdadero afecto pasará por alto muchos errores; el amor no los discernirá.

NO HAY QUE CONFIAR EN LOS IMPULSOS

Los jóvenes confían demasiado en los impulsos. No deberían entregarse demasiado presto ni dejarse cautivar tan pronto por el exterior atrayente del objeto de su afecto. El noviazgo tal cual se realiza en esta época es una farsa e hipocresía con la cual el enemigo de las almas tiene más que ver que el Señor. Si en algo 448 se necesita el buen sentido es en esto, pero el hecho es que éste tiene poco que ver en el asunto.

Si los hijos tuviesen más familiaridad con sus padres, si les hiciesen confidencias y les confiaran sus gozos y penas, se ahorrarían muchos pesares futuros. Cuando se hallen perplejos ante el camino a seguir, exponga ante sus padres su punto de vista y pídanles consejo. ¿Quiénes mejor que sus piadosos padres podrán señalarles los peligros? ¿Quiénes mejor que ellos podrán comprender sus temperamentos especiales?

Los hijos cristianos apreciarán por encima de toda bendición terrenal el amor y la aprobación de sus padres piadosos. Estos pueden simpatizar con los hijos y orar por ellos y con ellos para que Dios los proteja y guíe. Les indicarán, más que toda otra cosa, al Amigo y Consejero que se conmoverá por la sensación de sus flaquezas. Aquel que fue tentado en todo punto como nosotros, pero sin pecado, sabe cómo socorrer a los que son tentados (Review and Herald, enero 26, 1886).

EL AMOR DIVINO

En vuestra unión para toda la vida, vuestros afectos deben contribuir a vuestra felicidad mutua. Cada uno debe velar por la felicidad del otro. Tal es la voluntad de Dios para con vosotros. Mas aun que debéis confundiros hasta ser uno, ni el uno ni el otro debe perder su individualidad...

El alma que vive para Dios le tributa el mejor de sus afectos. ¿Se dirige la mayor parte de vuestro amor hacia Aquel que murió por nosotros? Si es así, vuestro amor recíproco será conforme al orden celestial (Joyas de los testimonios, tomo 3, págs. 95, 96).

 
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